El hambre imposible de ser normal reúne a un equipo artístico con experiencias vitales (cáncer, VIH, intentos de suicidio, bipolaridad…) que les alejan de unos cánones sociales marcados por una normatividad excluyente. La pieza, entre la autoficción y la performance y apoyándose en un espacio sonoro en directo, se aproxima de manera holística al concepto del estigma, cuestionando el constructo social de la normalidad y reivindicando los márgenes –una constante en la línea de trabajo de Teatro de los Invisibles–.
«Nací insólito como un huevo azul / Nada de lo que me poseyó en la miasma sin forma del antes del ser / Me preparó para la bienvenida caníbal de este mundo / Para el hambre imposible de ser normal». Estos versos de Rafael Carvajal, poeta psiquiatrizado, recogen la esencia de esta experiencia escénica y performativa que pretende explorar el constructo social de la normalidad y los límites de lo normativo. Rafael se sube al escenario junto a un elenco estigmatizado por diversas circunstancias (cáncer, VIH, intentos de suicidio…) que no encaja en los cánones imperantes de una sociedad a la que se le presupone una mayor inclusividad.
Así pues, El hambre imposible de ser normal es una pieza posdramática con tintes de autoficción que busca investigar, desde una mirada transversal y multidisciplinar, el concepto del estigma, y lo hace a partir de una reinterpretación contemporánea del cuadro de El Bosco La extracción de la piedra de la locura, simiente de esta propuesta escénica que juega con la supuesta necesidad de extraer la “piedra de la locura” de la cabeza de Rafael para “curarlo”/reinsertarlo en una sociedad homogeneizante.
“Hay que extirpar lo extraordinario porque perturba lo cómodamente ordinario”, enuncia el actor Fernando Mercè a modo de mantra mientras extrae la “piedra de la locura” de la cabeza de su compañero Rafael Carvajal, diagnosticado con bipolaridad. Ambos están representando una adaptación de la pintura de El Bosco, donde esta extirpación se nos muestra obligatoria para no alejarnos de lo corriente y lo correcto, de lo que estipula un sistema que nos fuerza a encajar desde que nacemos.
Dice el filósofo surcoreano Byung-Chul Han, en su ensayo La expulsión de lo distinto, que en nuestra sociedad de la transparencia y la conexión constante, lo otro y lo extraño se eliminan. La diferencia se convierte en una amenaza para la cohesión de una cultura homogeneizadora que busca el mínimo de fricción y el máximo de predictibilidad. Precisamente por eso, el proceso que nos ocupa se ha querido mover en el terreno de lo imprevisible abanderando el estigma como concepto vertebrador de una experiencia escénica que permite la opción de su resignificación positiva, en oposición al constructo social de la normalidad. Y este objetivo de deconstruir lo normativo lo afrontamos esta vez trabajando la autoficción.
El proceso de investigación de la obra, con estreno en octubre de 2025 en el marco del festival Surge Madrid, se gestó en unas prácticas de escenificación en la RESAD y sobre este primer acercamiento, la Universidad de Murcia ha publicado el ensayo ‘El hambre imposible de ser normal’. Un proceso escénico asociativo en torno al estigma, de Zaida Alonso, dentro del libro Creación escénica. Pedagogía y procesos de investigación.
Durante esta primera fase, nos dimos cuenta de que el estigma, a la hora de abordarlo escénicamente, ofrecía infinidad de posibilidades: algunas de ellas venían dadas por su universalidad y su antigüedad; otras, por la metonimia que, en cierto modo, encierra el concepto –al fin y al cabo, lo que estigmatiza a un individuo es una parte de sí mismo o de su vida y eso es lo que le marca como persona estigmatizada (la parte por el todo)– y otras, por su polisemia, la cual nos permitió jugar en esta etapa inicial con múltiples significados, hasta el punto de que varias definiciones de la RAE nos sugirieron un posible esqueleto para la dramaturgia.
Nuestra intención era resignificar el estigma a partir de tres prismas –ente/persona estigmatizada, ente/persona que estigmatiza y ente/persona que libera del estigma– articulando la propuesta escénica a través de los elementos naturales y su relación con los estigmas más habituales desde la Antigüedad, inherentes al ser humano.
Concepto, dramaturgia y dirección: Zaida Alonso
Reparto y colaboración en la creación: Rafael Carvajal, Júlia Solé, Fernando Mercè, Javier Pardo, Zaida Alonso y Jesús Irimia (músico en directo)
Ayudantía de dirección: Javier Pardo
Iluminación: Bibiana Cabral y Belén Abarza
Espacio sonoro, movimiento escénico y videoescena: Jesús Irimia
Diseño de escenografía: Zaida Alonso y Bibiana Cabral
Técnica audiovisual: Ana López
Fotografía y teaser: Jessica Burgos
Artista multidisciplinar colaboradora: Leyre Urquidi
Comunicación y prensa: Javier González (Adiria)
Diseño gráfico: Fernando Mercè
Mirada externa: Juan Pedro Enrile y José María Esbec